Nos enteramos por un amigo del blog que en la localidad de Sanlúcar de Barrameda se está celebrando un ciclo de catas de vinos gaditanos. Nosotros llegamos cuando ya se han probado los blancos y tintos y le toca el turno a los espumosos, algo que nos encanta porque no hemos tocado nunca este tipo de vinos.
Empezamos la cata con un sabor amargo ya que empieza tarde pero lo que nos deparaba después nos hizo olvidar este pequeño atraso. La cata es impartida por Armando Guerra un enamorado de los vinos de Sanlúcar, su ciudad natal. La realiza en una zona del hotel privilegiada, un rinconcito en el subsuelo, en un pequeño túnel ambientado como una bodeguita y con el encanto de ser algo familiar ya que somos seis personas las que asistimos.
Empezamos la cata con un sabor amargo ya que empieza tarde pero lo que nos deparaba después nos hizo olvidar este pequeño atraso. La cata es impartida por Armando Guerra un enamorado de los vinos de Sanlúcar, su ciudad natal. La realiza en una zona del hotel privilegiada, un rinconcito en el subsuelo, en un pequeño túnel ambientado como una bodeguita y con el encanto de ser algo familiar ya que somos seis personas las que asistimos.
Nos inicia dando información sobre la cata y sus pasos para adentrarnos en el mundo de los espumosos. Empezamos conociendo las maneras de introducir el gas en el vino, la primera es como se hace en cualquier refresco, la segunda se elabora en tanques presurizados y la tercera, y mejor, se consigue haciendo una segunda fermentación en la botella. Aunque Armando nos va instruyendo sobre este tipo de vino no es un monólogo de él sino una conversación entre amigos debatiendo la mejor manera de hacer vino.
Lo cierto es que no hablamos mucho de colores pero sí de olores, texturas, gustos y toda esa amalgama de sensaciones que te da este tipo de caldo, comentando lo difícil que es expresarlo en palabras para que una persona no iniciada lo entienda y califique esa sensación, olor o textura.
Lo cierto es que no hablamos mucho de colores pero sí de olores, texturas, gustos y toda esa amalgama de sensaciones que te da este tipo de caldo, comentando lo difícil que es expresarlo en palabras para que una persona no iniciada lo entienda y califique esa sensación, olor o textura.
La primera cata, y como ejemplo de la primera manera de introducir la burbuja, es Barbadillo VI un espumoso que ha sido creado para combatir el mercado del lambrusco, como ejemplo de la segunda nos dan a probar Moscato d'asti sito venere, éste huele a moscatel y por último, en esta primera tanda, nos ofrecen un cava de Casa Mariol, descubrimos a medida que tomamos el tipo de burbuja que se produce con cada manera de hacer el espumosos.
Lo que sigue nos sorprende, es un Comet Navazos 2010 con D.O. Penedés un caldo que Armando nos cuenta que es uno de esos espumosos de autores "locos" cuya genialidad es reconocida por los entendidos y a colación habla del degüelle y la colaboración cataloandalusí, a nosotros no nos gusta, y una vez terminado probamos otro de Barbadillo que sorprendentemente a una de las participantes le huele a mar, ilustrando Armando que el sustrato de tierra es salino debido a las algas marinas.
Y por último para la guinda del pastel probamos el espumoso por excelencia, el vino que da distinción a los grandes acontecimientos, el champán, encima nos trae uno de producción pequeña un Champagne Gatinois. Cuando catamos esta maravilla vemos que es equilibrado en boca, la burbuja fina de trazo recto y constante formando rosario y acabamos, con pena claro está, esta cata familiar guiada por Armando Guerra, en un rinconcito de este hotel, en el que aprendemos un poco más de las maravillas enológicas del ser humano.