Nos aconsejan que tomemos el vino frío a las 12 de la mañana con madiraje de queso, nos encanta y sorprende, por ello no entendemos que en la página web de la denominación de origen sólo nos digan que es un vino de postre.
Abrimos la botella oscura, su tapón es de corcho en forma de "T" típica de este tipo de vinos y que tiene encerrada en su botella un diamante enológico fruto de la paciencia y buen hacer de las gentes de esta bodega de Chipiona.
Vertimos en el catavinos y antes de agitar vemos que es límpido y muy denso casi del mismo color de la botella, es caoba y los ribetes cobre. Cuando agitamos nos damos cuenta de su densidad por la gran lágrima que tiene, es enorme.
En nariz huele a pasas y nos transmiten frescor y en lengua es denso y aterciopelado con un post gusto (bouquet) largo y no resalta en ningún lado concreto de la lengua pero su final hace que te pida otro sorbo.
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