martes, 22 de octubre de 2013

Bodega David Moreno

La Rioja que por su propio nombre es sinónimo de vino y que junto a sus bodegas centenarias han exportado el preciado caldo por todo el mundo nos presenta una bodega "nueva", una de esas que han empezado hace unos 60 años y que, nada más ponernos en contacto con ella, nos sentimos acogidos.

Llegamos a la bodega que tiene un buen aparcamiento y localizamos recepción, estamos una media hora antes, tal y como nos dijeron por teléfono, pero eso no vale de mucho ya que tenemos que esperar hasta la hora de entrada concertada para iniciar la visita y a nuestro parecer es un pequeño fallo.

Nos lleva por la bodega Elena que, tras una breve explicación, nos pone un corto donde muestran la historia contada por el propio David Moreno, detalle que nos gusta ya que no habíamos estado en ninguna bodega que estuviese presente, o vivo mejor dicho, su fundador.
Tras el corto, que nos pone en relieve el carácter familiar y la pasión de su protagonista por el mundo del vino, entramos en la parte nueva de la bodega y Elena nos cuenta la elaboración de sus blancos, rosados y tintos siendo estos últimos los únicos con envejecimiento en barrica. Observamos que las barricas no estan apiladas en varias alturas y rápidamente nuestra guía nos aclara que es para que David vaya probando cada barrica y vea como envejece el caldo y dado que por estatura y, lo más relevante, por su edad, no alcanza a más de dos alturas.
Entramos en la sala mas grande que posee la bodega y nada mas entrar hay unas obras de arte confeccionadas con cepas, algo original cuya autora es una artista del pueblo, y dos salas acristaladas. Introduciéndonos más al interior de la sala vemos como tienen en un sitio especial un pequeño altar con una virgen y nos cuentan que ella fué quien eligió el vino ganador en 2004 del premio de la DOC RIOJA inspirando a David para su elección, también nos hablan de la influencia de los franceses en esta bodega y por último, en esta parte del recorrido, nos enseñan una idea que nos parece muy atractiva y es que cualquier grupo de personas, asociación, amigos... pueden comprar una barrica, por unos 1300 euros, y disfrutar de su caldo probándolo tantas veces como quieran en una de las salas acristaladas, la otra sala es un restaurante, otro acierto, que tiene de fondo las barricas y un ambiente bohemio.

Ya va terminando la visita y, antes de salir, encontramos dos paneles con fotos y nos explica Elena que son un mural con las instantáneas de la vendimia familiar, en la que a éstas se les dan todas las facilidades y explicaciones para la recolección de la uva, y en la otra parte del mural son fotos de recuerdos de la vida del fundador de la bodega.



Antes de empezar con la corta cata, vemos a David interesándose por el devenir de la visita y reuniéndose con nosotros. Como apuntamos antes, la fugaz cata es otro pequeño fallo puesto que solo tomamos una copa de vino, eso si un reserva del 2008 que estaba buenísimo junto con una tapa de pan y chorizo, lema simbólico de la localidad de Badarán: "Vino, chorizo y pan".


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