Nos pegamos una escapada a uno de esos lugares que existen en España para perderse, en uno de esos sitios donde en cada rincón te encuentras una historia, una manera de vivir y, como no, una manera de sentir y hacer el vino, nos referimos a Liébana y concretamente, donde está situada, a 300 metros de altura, la Bodega Picos Cabariezo en Cabezón de Liébana (Cantabria).
Visitamos esta bodega gracias a una invitación gratuita del hotel donde nos alojamos, el comienzo es a las 12 de la mañana justo en la puerta para así admirar la zona donde se cultiva la viña, es a una hora muy buena para tomar un vino y alegrar el paladar. Tras una breve explicación sobre como fundaron un grupo de amigos este lugar y las dificultades que pasaron para iniciar el proyecto, nos llevan donde se cuece el caldo y se elabora los tintos, blancos y, un vino del que ya hablamos hace algún tiempo aunque no habíamos catado antes, de hielo.
Vemos los depósitos de acero y la zona donde se almacenan las barricas y nos damos cuenta que esta bodega tiene una producción pequeña pero de gran calidad, el esmero y la dedicación son pilares fundamentales.
Para rematar esta verdadera cata nos ponen unas pequeñas tostas con productos, patés y mermeladas, elaborados por ellos junto con una tapa de chorizo y, como no, sus licores y orujos destacando la crema de orujo con café y sumándolo todo con la cercanía y el cariño de Michel nuestro guía.
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