Al ir hacia la bodega y ya que nos ha cogido un buen día vamos disfrutando del paisaje y, por supuesto, de sus viñedos. Cogemos la carretera nacional y al fondo vemos un reflejo, como un espejo, que al llegar cerca del pueblo nos sorprende con sus formas, esta bodega seguro que invirtió muchísimo para renovarse.
Nos reciben en recepción y nos damos cuenta que para visitarla no existe mucho impedimento ya que nosotros compramos las entradas la misma mañana aunque lo que sí hay que decir es que estaban todas las visitas completas, cabe destacar que está adaptado para personas con alguna minusvalía existiendo rampas y ascensores para acceder a todos sitios.
Se inicia la visita con un video corto de unos 9 minutos en el que nos explica la historia y sus comienzos. Después nos enseñan la obra de arte que es esta bodega para la vista y a continuación vemos el OVNI desde donde se controla todo el proceso de elaboración, nos muestran los 151 barriles de acero inoxidable y nos dan una pequeña explicación sobre cómo se recoge, elabora y selecciona la uva, el pase de ese caldo a otros 75 barriles que están abajo y cómo los enólogos hacen la mezcla para que salga un vino homogéneo q cada año procuran mejorar sin perder la esencia.
Se inicia la visita con un video corto de unos 9 minutos en el que nos explica la historia y sus comienzos. Después nos enseñan la obra de arte que es esta bodega para la vista y a continuación vemos el OVNI desde donde se controla todo el proceso de elaboración, nos muestran los 151 barriles de acero inoxidable y nos dan una pequeña explicación sobre cómo se recoge, elabora y selecciona la uva, el pase de ese caldo a otros 75 barriles que están abajo y cómo los enólogos hacen la mezcla para que salga un vino homogéneo q cada año procuran mejorar sin perder la esencia.
A partir de aquí no llevan a una sala en el que se hacen los grandes reservas, la exquisitez de Marqués de Riscal. Ahora toca la bodega originaria y la colección privada de vinos embotellados desde 1860 y su proceso, con su maquinaria, de embotellamiento, almacenamiento y distribución de sus caldos y por último la preciada cata en la que nos ofrecen un vino blanco y un reserva. Del primero decir que estaba muy bueno con un sabor afrutado y de color amarillo pajizo nos lo sirven fresco, este caldo no lo hacen en La Rioja Alavesa sino en Valladolid D.O. Rueda, el segundo que nos ofrecen es un reserva, suave, sabor a madera y tiene un color cereza tirando a roble.
El único punto negativo que podría observarse es que pusieron poca cantidad, si es verdad que nos podíamos echar lo que quisieramos pero también tenían un rosado que no sirvieron aunque hubo personas que lo pidieron.
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